P. Mateo Ricci, evangelizador de China: IV centenario de su muerte

Sábado, 16 mayo (RV).- Benedicto XVI ha enviado una carta al obispo de Macerata (Italia), Claudio Giuliodori, con ocasión de la apertura de las celebraciones diocesanas por el IV Centenario de la muerte del jesuita P. Matteo Ricci.

P. Matteo Ricci

El Papa inicia su misiva congratulándose por las numerosas iniciativas para conmemorar, en ámbito eclesial y civil, el IV Centenario de la muerte del P. Matteo Ricci de la Compañía de Jesús, acaecida en Pekín el 11 de mayo de 1610. Nacido en Macerata el 6 de octubre de 1552, el jesuita Matteo Ricci, dotado de profunda fe y de extraordinario ingenio cultural y científico, dedicó varios años de su existencia "a tejer un proficuo diálogo entre Occidente y Oriente, conduciendo contemporáneamente una incisiva acción de radicación del Evangelio en la cultura del gran pueblo de China".

El Papa destaca la capacidad que tuvo de unir de forma armónica la milenaria civilización china y la novedad cristiana, y recuerda su “Tratado sobre la amistad” (De amicitia - Jiaoyoulun), que fue recibido con éxito desde la primera edición en Nanking en 1595.


Foto tomada el 6 de Septiembre, 2006
junto a la tumba de
Matteo Ricci en Beijing

Piedra de la tumba del Jesuita
P. Matteo Ricci en Beijing

Precisamente la amistad fue la base de su apostolado durante los 28 años que permaneció en China. “La amistad que él ofrecía –señala el Papa en su carta– era la misma que le daba las poblaciones locales, gracias precisamente al clima de respeto y de estima que él cultivaba, preocupándose por conocer siempre más detalles de las tradiciones de la China de aquel tiempo”.

De hecho, no obstante las dificultades y las incomprensiones que encontró, el Padre Ricci, se mantuvo fiel, hasta su muerte, a este estilo de evangelización. Benedicto XVI resalta en este sentido su estrategia pastoral basada, por una parte, en el respeto de las costumbres del lugar, y, por otra, en la conciencia de que la Revelación podía aún más valorizarlas y completarlas.

Matteo Ricci en China…
un ejemplo de que “¡imposible nada!”