Un día en la vida del P. Jojo – Misionero Claretiano en Macau

P. Jojo, nuestros amigos se preguntan qué hace un misionero en Macau…
Cuéntanos cómo es un día típico en tu ministerio.

Hace tres años que llegué a Macau después de trabajar 5 años en misiones muy pobres en el Norte de la India. Después de estudiar el idioma cantonés el Obispo de Macau me asignó trabajar en la Parroquia de San Lorenzo. Mi día comienza uniéndome a los rezos de la gente por la mañana; luego celebramos la Misa. Frecuentemente celebro la Misa también en hogares de ancianos y centros de Caritas.

¿Cómo es la parroquia donde trabajas?

La parroquia de San Lorenzo es la iglesia más bella de Macau y es visitada por muchos turistas todos los días. Y es una parroquia muy activa. El P. Domingo, el párroco, es el sacerdote más joven de la diócesis y trabaja con mucho entusiasmo y creatividad. Hay muchos grupos y asociaciones en la parroquia y me pide que me encargue de algunos de ellos. En la parroquia tenemos frecuentes reuniones, también me toca atender a la gente. Algunos días me llaman de diferentes escuelas para confesiones y para estar con los jóvenes y hablarles, acompañarles y ayudarles en lo que puedo. También por la noche me reúno con gente, especialmente ancianos que buscan nuestra ayuda. Mi día transcurre siempre ocupado: visita a los enfermos, visita a las cárceles, visita a los minusválidos donde trabajan con dedicación admirable grupos de religiosas.

Ya puedes hablar el cantonés. Te puedes comunicar con la gente.
¿Qué experiencias nos puedes compartir?


El idioma cantonés es difícil. Todos coinciden que es más difícil que el chino que se habla en el continente. Tiene muchos tonos lo que hace difícil pronunciarlo bien. Luego también hay muchas palabras y giros con doble sentido… y a veces la gente se nos ríe… aunque saben el esfuerzo que supone. Éstos son idiomas y culturas muy diferentes a los míos.

Nos dices que trabajas con los jóvenes… ¿qué actividad tienes con ellos?

Lo importante es estar con ellos y saber que te aceptan. Tenemos diferentes actividades, reuniones, juegos, ratos de oración, etc. Me ayuda el ser “mago” – les encanta los trucos que les hago. Muchos de estos jóvenes son muy generosos y buscan vivir a fondo su vida cristiana, más que la vida fácil que les ofrece Macau.


Tu eres de la India… ¿te aceptan bien como misionero extranjero?

Como misionero tenemos plena libertad de movimiento y acción en Macau. Aunque esto es China tenemos libertad religiosa, no como en el continente. Macau: un país, dos sistemas. Hay que ganarse la simpatía y el apoyo de la gente. Esto cuesta pero se puede. Noto que cada día la gente me acepta más…

¿Cuáles son los retos más grandes en tu ministerio?

El materialismo, el idioma, la nueva cultura y costumbres… Macau es la ciudad del juego. Treinta millones de turistas en una ciudad de medio millón de habitantes. Para los cristianos de Macau, cultivar y madurar en la fe y en compromiso cristiano es un reto grande, especialmente para los jóvenes.
¿Qué es lo que te hace feliz como misionero en Macau?

Tengo muchas oportunidades de vivir y practicar la vida misionera en Macau. Esto me da un gozo interior muy grande. Los momentos de mayor alegría y satisfacción son cuando puedo ejercer el ministerio sacerdotal, especialmente en el Sacramento de la Reconciliación.